La Navidad está a la vuelta de la esquina. En estos momentos de preparación de la festividad, los centros comerciales y las tiendas online se llenan de personas comprando regalos navideños para sus familiares y amigos. Los más pequeños están enviando sus cartas a los Reyes Magos y cuentan los días que faltan para recibir sus regalos. Sin embargo, la ilusión de los niños por los juguetes no puede ser el único punto a tener en cuenta, pues determinados productos que puedan parecer inocentes, pueden acabar suponiendo un verdadero dolor de cabeza.

Cada vez son más los objetos que están conectados a Internet. El Internet de las Cosas, que es la denominación que reciben los objetos cotidianos conectados digitalmente con la red, está evolucionando a pasos agigantados. Según la empresa Gartner, en 2020 habrá en el mundo aproximadamente 26 mil millones de dispositivos conectados, lo que supone que la inmensa mayoría de los utensilios de la vida diaria de las personas estarán conectados a Internet.

Las nuevas generaciones no se sorprenden con este tipo de información y la ven como normal, pues desde muy temprana edad han estado en contacto continuo con las nuevas tecnologías. Es por ello que, con el objetivo de captar la atención de los niños, las empresas de juguetes incorporan estos sistemas inteligentes a sus productos.

Ya hay una gran cantidad de juguetes encaminados a mantener conversaciones con los más pequeños y a interactuar con ellos. Estos juguetes normalmente son controlados a través de los smartphones, de tal manera que lo que el niño considera un sueño hecho realidad puede acabar convirtiéndose en una auténtica pesadilla para la familia.

Esta afirmación no es, ni mucho menos, una exageración. La seguridad de los datos que el juguete recoge durante su funcionamiento es, en algunos casos, más que cuestionable, como bien se ha puesto de manifiesto recientemente. Casos como los de Genesis Toys o Nuance Communications, que llevan a cabo la grabación de conversaciones entre el juguete y los niños a través de una aplicación, han supuesto que muchos colectivos alrededor del mundo se cuestionen las repercusiones sobre la privacidad de estos sistemas.

Además de la falta de seguridad, se denuncia en muchos casos que las empresas de juguetes trabajan conjuntamente con otras empresas y con entidades de carácter público, lo que conlleva que los datos se difundan más allá de lo deseable o, en determinados casos, de lo legalmente permitido por no contarse con el consentimiento de los padres para el tratamiento de datos de sus hijos y reservarse la empresa el derecho de intercambiar la información con terceros.

La Unión Europea ha alertado sobre la falta de control por parte de las autoridades nacionales en este tipo de situaciones que tan intrusivas y peligrosas pueden llegar a ser. Desde Audidat, además, abogamos por la concienciación. Es necesario que los consumidores conozcan el riesgo que existe para su derecho fundamental a la protección de datos de carácter personal en todas las situaciones de la vida diaria, incluso en las más cotidianas, y que afectan de manera significativa también a los menores a su cargo. Las empresas, por su parte, también deben preocuparse por cumplir con sus obligaciones en esta materia, para lo cual aprovechamos para ofrecernos como una entidad seria y con experiencia.

A pesar de todo, desde Audidat estaremos satisfechos con que en estas compras navideñas los lectores de este Blog recuerden los riesgos que conlleva la compra de determinados productos y los tengan en cuenta a la hora de adquirirlos, pues estaremos concienciando a los ciudadanos sobre el peso de sus datos.