
Diferencias entre LOPD y RGPD: guía legal práctica
¿Sabías que aplicar correctamente la normativa de protección de datos puede marcar la diferencia entre una gestión legalmente segura y una sanción grave para tu organización? Si trabajas con información personal, ya sea en una pyme, una gran empresa o una administración pública, entender las diferencias entre la LOPD y el RGPD no es una opción, sino una obligación que puede afectarte directamente. La normativa europea y la legislación española han evolucionado para ofrecer mayores garantías a las personas, pero también han aumentado las exigencias para quienes tratan sus datos. Muchas organizaciones siguen confundiendo ambos marcos normativos o aplicando solo uno de ellos, lo que puede derivar en graves consecuencias jurídicas y reputacionales. Si quieres comprender qué exige exactamente cada norma, en qué se complementan o contradicen y cómo cumplirlas de manera efectiva, sigue leyendo. Este artículo te ofrece una explicación clara, útil y actualizada sobre las diferencias entre la LOPD y el RGPD, con ejemplos reales, contexto legal y soluciones aplicables. Además, cerca del inicio abordaremos aspectos clave vinculados a la protección de datos, para que tengas un punto de partida sólido desde el que comprender todo el entramado normativo. ¿Qué es el RGPD? El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) es una norma jurídica de la Unión Europea que entró en vigor el 25 de mayo de 2018. Su objetivo principal es proteger los derechos fundamentales y las libertades de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de sus datos personales, unificando criterios en todos los estados miembros. Este reglamento es de aplicación directa, lo que significa que no necesita una ley nacional para ser obligatorio: se aplica tal cual está redactado, con primacía sobre cualquier norma interna que lo contradiga. ¿Qué es la LOPD? La Ley Orgánica 3/2018, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales (LOPDGDD), comúnmente llamada LOPD, es la legislación española que complementa y desarrolla el RGPD. Entró en vigor el 7 de diciembre de 2018 y reemplazó a la anterior Ley Orgánica 15/1999. Su finalidad es adaptar el marco europeo al contexto jurídico español, desarrollando aspectos no detallados por el RGPD, regulando derechos digitales y estableciendo medidas específicas para España. Diferencias clave entre la LOPD y el RGPD 1. Ámbito de aplicación RGPD: Se aplica a cualquier organización que trate datos personales de ciudadanos europeos, incluso si está fuera de la UE. LOPD: Solo se aplica en territorio español, actuando como norma complementaria al RGPD. 2. Jerarquía normativa El RGPD tiene prioridad sobre la LOPD en caso de conflicto. La LOPD no puede contradecir al RGPD, solo desarrollarlo o completarlo. 3. Base jurídica del tratamiento El RGPD establece seis bases jurídicas para tratar datos personales (consentimiento, interés legítimo, contrato, etc.). La LOPD detalla el modo de obtener el consentimiento válido en España y establece criterios adicionales para algunos tratamientos. 4. Edad mínima para el consentimiento digital RGPD permite que los estados miembros fijen esta edad entre 13 y 16 años. LOPD fija la edad en 14 años en España. 5. Tratamiento de datos por parte de fallecidos El RGPD no regula expresamente esta situación. La LOPD sí lo hace, permitiendo que los herederos puedan acceder, rectificar o suprimir los datos de la persona fallecida, salvo que esta lo prohíba expresamente. 6. Derechos digitales El RGPD no aborda derechos digitales específicos. La LOPD introduce los llamados «derechos digitales», como el derecho a la desconexión laboral, la neutralidad de internet o la educación digital. 7. Régimen sancionador Ambos establecen sanciones, pero: El RGPD establece sanciones hasta 20 millones de euros o el 4 % de la facturación anual global. La LOPD especifica la tipificación de infracciones y algunas circunstancias agravantes o atenuantes en el contexto español. 8. Delegado de Protección de Datos (DPD) El RGPD impone la designación de un DPD en ciertos supuestos. La LOPD enumera de forma más clara qué entidades están obligadas en España a designar un DPD (colegios profesionales, centros sanitarios, etc.). ¿En qué se complementan la LOPD y el RGPD? Ambas normas están diseñadas para trabajar en conjunto. El RGPD establece el marco general y la LOPD lo desarrolla dentro del territorio español. No son excluyentes ni alternativas, sino complementarias y obligatorias para cualquier organización que opere en España. Por ejemplo, mientras el RGPD regula de forma amplia los derechos de acceso, rectificación, supresión, limitación y portabilidad, la LOPD detalla cómo deben ejercerse en la práctica en España, incluyendo plazos, requisitos y excepciones. Errores comunes al aplicar la normativa Muchas organizaciones cometen errores al intentar cumplir con la normativa sin un conocimiento profundo. Estos son algunos de los más frecuentes: Aplicar solo la LOPD, sin considerar el RGPD. No revisar las bases jurídicas del tratamiento de datos. No disponer de un Registro de Actividades de Tratamiento (obligatorio según el RGPD). Obtener consentimientos genéricos o no verificables. Descuidar los derechos digitales que regula la LOPD. ¿Qué implica para tu empresa cumplir con ambas normativas? Cumplir con la LOPD y el RGPD implica: Realizar un análisis detallado de todos los tratamientos de datos. Identificar la base legal adecuada para cada tratamiento. Garantizar la transparencia e información al usuario. Establecer mecanismos para atender derechos de los interesados. Designar, si procede, un Delegado de Protección de Datos. Aplicar medidas técnicas y organizativas apropiadas. Documentar todo el proceso como prueba del cumplimiento (accountability). Todo ello enmarcado dentro de una estrategia integral de protección de datos, que puedes implementar con apoyo experto como el que ofrece nuestra protección de datos. Consecuencias de no cumplir con la LOPD y el RGPD La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) puede imponer sanciones severas por incumplimientos. Además de las multas económicas, los riesgos incluyen: Daño reputacional. Pérdida de confianza de clientes y empleados. Bloqueo de operaciones comerciales o contractuales. Responsabilidad civil o penal en casos graves. Estas consecuencias no son teóricas: cada año se imponen miles de sanciones a empresas de todos los tamaños, muchas veces por errores evitables. Ejemplos reales de aplicación práctica Caso 1: Campañas de marketing Una empresa