Guía: Cómo Promover la Igualdad de Género en la Empresa
Guía práctica: cómo promover la igualdad de género en la empresa más allá del cumplimiento legal. Muchas organizaciones desean avanzar genuinamente en la igualdad de género, pero a menudo se enfrentan a un desafío complejo: cómo traducir esa intención en acciones efectivas y medibles. La inercia cultural, los sesgos inconscientes arraigados en los procesos de selección o promoción y la falta de una metodología clara provocan que los esfuerzos se diluyan. Este estancamiento no solo afecta a las grandes corporaciones, sino también a pymes que buscan construir un entorno laboral justo y competitivo. Ignorar la desigualdad de género en el ámbito empresarial ha dejado de ser una opción. Más allá del evidente imperativo ético, la pasividad expone a las compañías a riesgos reputacionales significativos, una constante fuga de talento cualificado y un clima laboral deteriorado. A esto se suma un marco legal cada vez más estricto, que contempla sanciones económicas importantes por el incumplimiento de la normativa sobre igualdad, especialmente en materia de brecha salarial y planes de igualdad. Este artículo es una guía detallada sobre cómo promover la igualdad de género en la empresa de forma sistemática y estructural. Analizaremos las fases de diagnóstico, las acciones concretas en áreas clave como la retribución o la conciliación, y el marco legal que lo regula. Demostraremos cómo un Plan de Igualdad es la herramienta fundamental para diagnosticar, implementar y monitorizar este cambio cultural y organizativo. Promover la igualdad de género en la empresa implica un compromiso directivo, la realización de un diagnóstico exhaustivo de la situación (brecha salarial, promoción, acceso al empleo) y la implementación de acciones positivas en selección, formación y conciliación. La herramienta clave para articular este proceso de forma legal y efectiva es el Plan de Igualdad. ¿Qué significa realmente promover la igualdad de género en el entorno laboral? Antes de implementar medidas, es crucial entender el alcance del concepto. Promover la igualdad de género en el trabajo no es un ejercicio de relaciones públicas ni se limita a cumplir con una cuota. Es un principio estratégico de gestión empresarial que busca eliminar cualquier forma de discriminación y asegurar que todas las personas, independientemente de su género, tengan las mismas oportunidades de acceso, desarrollo y compensación. Este compromiso debe ser transversal e impregnar toda la cultura de la organización, desde el lenguaje utilizado en las ofertas de empleo hasta los criterios para un ascenso. La diferencia clave entre igualdad y equidad de género A menudo, estos términos se usan indistintamente, pero definen conceptos complementarios: Igualdad de oportunidades (Igualdad formal): Se refiere a la ausencia de barreras formales. Significa proporcionar las mismas condiciones, trato y oportunidades a mujeres y hombres. Es el punto de partida legal. Equidad de género (Igualdad real o efectiva): Este concepto va un paso más allá. Reconoce que mujeres y hombres parten de posiciones diferentes debido a barreras sociales o culturales históricas. La equidad implica aplicar medidas correctoras (o acciones positivas) para compensar esas desventajas, asegurando que el resultado sea justo. Por ejemplo, la igualdad es ofrecer la misma formación a todos. La equidad es detectar que las mujeres acceden menos a esa formación por cargas de cuidado no compartidas y, por tanto, ofrecerla en horarios flexibles o con medidas de conciliación. Identificando la discriminación directa e indirecta Para saber cómo promover la igualdad de género, primero hay que saber identificar su opuesto. La discriminación en la empresa puede ser sutil. Discriminación directa: Ocurre cuando una persona es tratada de manera menos favorable que otra en una situación análoga por razón de su sexo. Es la forma más evidente (por ejemplo, pagar menos a una mujer por el mismo trabajo de igual valor que un hombre, o descartarla de un proceso de selección por embarazo). Discriminación indirecta: Es la más difícil de detectar. Ocurre cuando una disposición, criterio o práctica aparentemente neutra sitúa a personas de un sexo en desventaja particular respecto a personas del otro. Un ejemplo clásico es establecer requisitos de estatura física o fuerza desproporcionados para un puesto que no lo requiere, excluyendo indirectamente a más mujeres. Otro ejemplo es valorar la presencialidad absoluta o la disponibilidad para viajar constantemente como mérito para la promoción, penalizando a quienes (mayoritariamente mujeres) asumen más responsabilidades de cuidado. El marco legal: ¿es obligatorio fomentar la igualdad de género en mi empresa? La promoción de la igualdad de género ha pasado de ser una recomendación de responsabilidad social a una obligación legal estricta en muchos países. En España, el marco normativo es robusto y se centra en la obligatoriedad de negociar e implementar planes de igualdad y medidas de transparencia retributiva. La legislación busca atajar la brecha salarial de género y asegurar la igualdad de trato en el empleo. El incumplimiento no solo conlleva sanciones, sino que puede impedir a la empresa acceder a licitaciones públicas. Empresas obligadas a tener un Plan de Igualdad El Real Decreto-ley 6/2019 modificó la Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, estableciendo la obligatoriedad progresiva de los planes de igualdad. Empresas de 50 o más personas trabajadoras: Desde el 7 de marzo de 2022, todas las empresas que alcancen este umbral de plantilla deben tener un Plan de Igualdad negociado, registrado (en el REGCON) y en vigor. Obligatoriedad por convenio: Independientemente de la plantilla, si el convenio colectivo de aplicación así lo establece, la empresa estará obligada. Por sanción: La autoridad laboral puede imponer la elaboración de un plan como sustitución de una sanción accesoria. Es fundamental entender que un Plan de Igualdad no es un documento que la empresa redacta unilateralmente. Debe ser negociado con la Representación Legal de los Trabajadores (RLT) o, en su defecto, con los sindicatos más representativos del sector. El registro retributivo y la auditoría salarial Para combatir la brecha salarial, la normativa (principalmente el RD 902/2020) exige herramientas de transparencia retributiva. 1. Registro Retributivo (Obligatorio para TODAS las empresas): Todas las empresas, sin importar su tamaño, deben tener un Registro Retributivo de toda su plantilla, incluyendo personal directivo y