La actividad de una correduría de seguros se basa en el análisis y la gestión de grandes volúmenes de datos personales de clientes, aseguradoras y terceros. Estos datos incluyen, entre otros, información identificativa, económica, familiar y, en muchos casos, datos especialmente protegidos como los relativos a la salud. En este contexto, la figura del Delegado de Protección de Datos (DPO) se convierte en un elemento esencial para garantizar la legalidad, seguridad y transparencia en el tratamiento de la información.
Lejos de ser un mero requisito formal, el DPO desempeña un papel estratégico que requiere competencias legales, organizativas y comunicativas, especialmente en entornos como las corredurías, donde el tratamiento intensivo y continuo de datos es parte estructural del modelo de negocio.
Desde el inicio de la actividad hasta la resolución de siniestros, el DPO debe participar activamente en la evaluación, supervisión y mejora del cumplimiento normativo en materia de privacidad. Esta labor forma parte de un sistema de Protección de datos sólido y actualizado, imprescindible en un entorno tan regulado como el asegurador.
¿Por qué es obligatorio designar un DPO en una correduría?
El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) establece la obligación de designar un DPO cuando el tratamiento de datos se realiza a gran escala, de forma sistemática o sobre categorías especiales de datos. En el caso de las corredurías:
Se tratan datos personales de miles de clientes.
Se realizan evaluaciones sistemáticas de riesgos asegurables.
Se accede con frecuencia a datos sensibles (salud, discapacidad, accidentes, etc.).
Estas características hacen que la designación de un DPO no sea solo recomendable, sino obligatoria en la mayoría de los casos.
Funciones clave del DPO en corredurías de seguros
El artículo 39 del RGPD establece las funciones mínimas que debe cumplir un DPO, pero en la práctica, su rol en una correduría debe adaptarse a las particularidades del negocio asegurador.
A continuación, te explicamos en detalle las principales responsabilidades que debe asumir:
1. Informar y asesorar al responsable o encargado
El DPO debe:
Orientar al personal sobre sus obligaciones en protección de datos.
Aconsejar sobre la elección de bases jurídicas para cada tratamiento.
Supervisar la inclusión de cláusulas de privacidad adecuadas en contratos, formularios y comunicaciones.
Esta función exige una comunicación constante con los departamentos de atención al cliente, marketing, siniestros y administración.
2. Supervisar el cumplimiento normativo
Incluye la revisión periódica de:
Registros de actividades de tratamiento: deben estar actualizados y adaptados a cada flujo de datos (cotizaciones, contratación, gestión de siniestros, reclamaciones).
Políticas de privacidad: redactadas en lenguaje claro, comprensible y adaptado al canal (presencial, online, telefónico).
Consentimientos recogidos: especialmente para finalidades comerciales o tratamientos no necesarios para la relación contractual.
3. Asesorar sobre Evaluaciones de Impacto (EIPD)
Cuando se implanten nuevos procesos digitales (como plataformas de cotización automática) o herramientas de análisis de riesgo personal, el DPO debe:
Determinar si es necesaria una EIPD.
Participar activamente en su elaboración.
Recomendar medidas para mitigar riesgos identificados.
Esto es fundamental en corredurías que aplican inteligencia artificial o big data para personalizar ofertas.
4. Cooperar con la AEPD
En caso de inspección, consulta o notificación de brechas de seguridad, el DPO actúa como punto de contacto entre la correduría y la Agencia Española de Protección de Datos. Esta función requiere:
Dominio técnico de la documentación exigida.
Capacidad de respuesta ágil ante requerimientos.
Conocimiento profundo de los tratamientos realizados por la organización.
5. Controlar la gestión de derechos de los interesados
El DPO debe establecer procedimientos eficaces para:
Recibir y responder solicitudes de acceso, rectificación, supresión, oposición o limitación.
Asegurar los plazos legales de respuesta (máx. 1 mes).
Registrar todas las solicitudes y su resolución.
Este punto es especialmente delicado en casos de discrepancias sobre indemnizaciones o información compartida con aseguradoras.
Ámbitos específicos en los que el DPO debe intervenir
Contratación de pólizas
El DPO debe verificar que solo se soliciten datos necesarios y proporcionales a la finalidad del seguro, evitando formularios excesivos o intrusivos.
Emisión de comunicaciones comerciales
Si se envían ofertas de seguros o renovaciones por email, SMS o teléfono, el DPO debe:
Validar el consentimiento o base jurídica aplicable.
Revisar los textos informativos de las campañas.
Comprobar la existencia de sistemas de oposición y baja.
Relación con aseguradoras y otros terceros
En muchos casos, la correduría actúa como intermediaria entre el cliente y distintas aseguradoras. El DPO debe revisar que:
Existan acuerdos de corresponsabilidad o contratos de encargo según el rol de cada parte.
Se limite la cesión de datos a lo estrictamente necesario.
Se mantenga una trazabilidad clara del flujo de información.
Estas relaciones deben documentarse en el sistema de Protección de datos, incluyendo transferencias internacionales si las hubiera.
Formación del personal
Todo el equipo, desde agentes comerciales hasta administrativos, debe estar formado en protección de datos. El DPO es responsable de:
Definir el plan formativo anual.
Evaluar el nivel de cumplimiento.
Resolver dudas y casos prácticos del día a día.
Requisitos del DPO en el sector asegurador
Para desempeñar su función con solvencia, el DPO en una correduría debe contar con:
Conocimientos jurídicos actualizados en RGPD, LOPDGDD y normativa aseguradora.
Conocimiento funcional del negocio asegurador, incluyendo tipología de productos, flujos de trabajo y riesgos específicos.
Habilidades de comunicación para trasladar obligaciones legales a un lenguaje operativo.
Además, debe actuar con independencia, sin recibir instrucciones ni sufrir conflictos de interés.
Riesgos del incumplimiento o de una función deficiente del DPO
Cuando la figura del DPO es puramente simbólica o sus funciones no se ejercen de forma real, la correduría se expone a:
Sanciones por parte de la AEPD (hasta 20 millones de euros o el 4 % de la facturación anual).
Reclamaciones de clientes por mala gestión de sus datos.
Pérdida de reputación y confianza en el servicio ofrecido.
Bloqueo de actividades promocionales o digitales por falta de evaluación previa.
Por tanto, la supervisión efectiva del DPO debe ser parte inherente del sistema de cumplimiento.
Buenas prácticas para integrar al DPO en la correduría
Incluir al DPO desde el diseño de cualquier nuevo proceso.
Dar acceso al DPO a la dirección y a los recursos necesarios.
Establecer una revisión anual del sistema de protección de datos.
Documentar sus recomendaciones y acciones.
Hacerlo partícipe en decisiones estratégicas vinculadas a datos personales.
Un DPO integrado de forma real y activa mejora no solo el cumplimiento, sino también la eficiencia operativa y la confianza del cliente.
Audidat, apoyo experto para corredurías con tratamiento intensivo de datos
En contextos tan sensibles y exigentes como el asegurador, contar con una asesoría especializada es clave para cumplir con garantías. En Audidat, ofrecemos una solución integral de Protección de datos, adaptada al funcionamiento específico de corredurías, con un enfoque proactivo, profesional y sin compromiso inicial. Si tu correduría gestiona un alto volumen de datos personales, contáctanos y trabajaremos contigo en la implantación de un sistema eficiente, conforme y actualizado.
Preguntas frecuentes sobre las funciones del DPO en corredurías
¿Es obligatorio tener un DPO en todas las corredurías?
No en todas, pero sí en aquellas que traten datos personales a gran escala o de forma intensiva, lo cual ocurre en la mayoría de corredurías medianas y grandes.
¿Puede un empleado de la correduría ser DPO?
Sí, siempre que tenga independencia, conocimientos adecuados y no incurra en conflicto de interés con otras funciones.
¿Debe el DPO firmar todos los contratos?
No necesariamente, pero sí debe revisarlos y garantizar que incluyan cláusulas de protección de datos adecuadas.
¿Cada cuánto debe revisarse el registro de actividades?
Es recomendable revisarlo al menos una vez al año, y siempre que se incorporen nuevos tratamientos o se modifiquen los existentes.