La igualdad de género sigue siendo un objetivo pendiente en muchas zonas rurales de nuestro país, donde los avances normativos conviven con realidades profundamente arraigadas. Cuando a esa brecha estructural se suma una escasa digitalización, la implantación de medidas eficaces en materia de igualdad se convierte en un verdadero desafío para empresas, administraciones y colectivos locales.
¿Cómo implementar un Plan de igualdad en territorios donde persisten roles tradicionales, falta conectividad o no hay medios técnicos para llevar a cabo las acciones previstas? ¿Qué soluciones prácticas existen para avanzar en igualdad en este tipo de contextos?
En este artículo conocerás los principales retos que plantea la igualdad en entornos rurales con baja digitalización, así como estrategias adaptadas para impulsar cambios reales y sostenibles. Está especialmente dirigido a profesionales de recursos humanos, responsables de entidades locales, cooperativas, pymes del ámbito rural y cualquier organización comprometida con la equidad de género en su entorno.
El contexto rural: una realidad con características propias
Antes de abordar los retos concretos, conviene entender las particularidades que definen a muchos entornos rurales en España:
Alta masculinización de determinados sectores, como la agricultura, ganadería, construcción o transporte.
Fuerte arraigo de roles tradicionales de género, especialmente en zonas donde hay poca rotación poblacional o estructuras familiares consolidadas.
Escasa oferta formativa especializada y falta de acceso a recursos técnicos o asesoramiento.
Digitalización desigual que afecta tanto al acceso a formación como a la implementación y seguimiento de políticas de igualdad.
Esta combinación de factores crea un entorno especialmente complejo para desplegar planes de igualdad eficaces, incluso en empresas que tienen voluntad de cumplir con la normativa vigente.
Obstáculos reales para la igualdad en entornos rurales
A continuación, exploramos los principales retos que se encuentran al implantar políticas de igualdad en zonas rurales con baja digitalización:
1. Falta de cultura en igualdad
En muchos casos, la igualdad sigue percibiéndose como un “tema ajeno” o algo impuesto. No existe una conciencia clara de las desigualdades reales ni de su impacto en el desarrollo local o empresarial, lo que genera resistencia pasiva o activa ante cualquier medida que implique cambios.
2. Dificultad para identificar y medir desigualdades
La ausencia de herramientas digitales, datos sistematizados o personal especializado hace que el diagnóstico de situación, paso imprescindible del Plan de Igualdad, sea mucho más complejo. Sin diagnóstico fiable, no se pueden aplicar medidas eficaces.
3. Brecha digital que limita la formación y la sensibilización
Las acciones formativas o campañas internas se ven restringidas por:
Baja conectividad a internet en muchas zonas.
Escasa familiarización del personal con plataformas digitales.
Dificultades para realizar sesiones online o en horario compatible con la actividad.
4. Aislamiento institucional y falta de referentes
En zonas donde no existen redes activas de igualdad, asociaciones de mujeres u organismos especializados, las empresas se sienten solas o sin acompañamiento técnico. Esto desincentiva la aplicación de medidas que requieren seguimiento, evaluación o adaptación a nuevas normativas.
5. Plantillas pequeñas o familiares
Muchos negocios rurales son pymes o microempresas con estructuras muy reducidas, a menudo familiares. Esto plantea dudas sobre cómo adaptar la legalidad a su realidad diaria sin romper dinámicas internas o comprometer la actividad.
¿Qué exige la normativa a las empresas rurales?
Según el marco legal actual, todas las empresas con 50 o más personas en plantilla están obligadas a elaborar y registrar un Plan de igualdad. Esto incluye también a aquellas radicadas en entornos rurales.
Los elementos mínimos que debe incluir el plan, tal como establece el Real Decreto 901/2020, son:
Diagnóstico de situación con perspectiva de género.
Medidas concretas en selección, formación, promoción, conciliación, retribución y acoso.
Sistema de seguimiento y evaluación.
Registro en REGCON.
Participación obligatoria de la representación legal del personal.
La falta de digitalización no exime del cumplimiento, aunque sí puede condicionar la forma en que se implementan las medidas.
Soluciones adaptadas para avanzar en igualdad en contextos rurales
Aunque el escenario es complejo, existen estrategias prácticas y efectivas para implantar la igualdad en territorios rurales con baja digitalización. A continuación, te mostramos algunas que están funcionando:
H2: Diagnósticos participativos y presenciales
Cuando los recursos digitales fallan, la entrevista directa y la observación son herramientas clave. Algunas buenas prácticas incluyen:
Encuentros presenciales con personal de distintas áreas.
Cuestionarios en papel adaptados al nivel de comprensión.
Dinámicas grupales para identificar desigualdades y propuestas.
H2: Formación presencial, breve y localizada
En lugar de cursos online o largos talleres, se recomienda:
Sesiones presenciales cortas (30-60 minutos) en horarios adaptados a la actividad.
Uso de ejemplos locales o casos reales del propio entorno.
Material impreso accesible (guías breves, carteles, infografías).
Formaciones en colaboración con centros de desarrollo rural, ayuntamientos o asociaciones del entorno.
H2: Uso de medios alternativos para la sensibilización
Cuando no hay acceso regular a internet o a dispositivos digitales, se pueden usar otros canales:
Radio local o comarcal para difundir mensajes clave.
Boletines impresos distribuidos en centros de trabajo.
Vídeos en USB o proyecciones colectivas en espacios comunitarios.
Comunicación directa a través de sindicatos, cooperativas o asociaciones vecinales.
H2: Implicación de figuras de referencia
El cambio social requiere legitimación. En estos contextos, la implicación de liderazgos naturales o institucionales (alcaldes, cooperativistas, responsables de área, etc.) es fundamental para que las acciones tengan impacto real.
H2: Flexibilidad en la aplicación de medidas
Un Plan de igualdad bien diseñado en zona rural debe permitir cierto grado de flexibilidad para adaptarse a realidades como:
Jornadas estacionales o por campañas agrícolas.
Organización informal del trabajo.
Falta de personal técnico o departamentos de RR. HH.
Lo importante es que las medidas sean coherentes, aplicables y evaluables, aunque no sigan un modelo digitalizado.
Ejemplos reales de aplicación en zonas rurales
Cooperativa agroalimentaria en Castilla-La Mancha: realizó el diagnóstico a través de entrevistas presenciales y cuestionarios en papel. Implantó medidas de conciliación adaptadas al calendario agrícola, con seguimiento semestral presencial.
Empresa de mantenimiento rural en Galicia: sustituyó la formación online por sesiones presenciales breves en sus centros comarcales. Los jefes de cuadrilla fueron capacitados para detectar situaciones de acoso y derivarlas adecuadamente.
Asociación de productores del norte de Extremadura: difundió su protocolo de igualdad mediante boletines impresos y cuñas de radio. Los materiales fueron redactados en lenguaje claro, adaptado al nivel cultural del personal.
¿Qué beneficios genera aplicar la igualdad en entornos rurales?
Más allá del cumplimiento normativo, avanzar en igualdad en estos contextos genera beneficios tangibles:
Mejora del clima laboral y disminución de conflictos internos.
Mayor retención del talento femenino, especialmente en sectores con alta masculinización.
Acceso a ayudas públicas, subvenciones o licitaciones que exigen compromisos en materia de igualdad.
Fortalecimiento de la reputación en entornos locales y regionales.
¿Cómo te ayudamos a avanzar en igualdad en zonas rurales?
En Audidat comprendemos la complejidad de aplicar políticas de igualdad en territorios con baja digitalización y estructuras tradicionales. Por eso, diseñamos soluciones a medida, presenciales, prácticas y sostenibles, que permiten cumplir con la normativa sin forzar procesos. Si necesitas acompañamiento especializado, podemos ayudarte a través del Plan de igualdad.
Preguntas frecuentes sobre igualdad en zonas rurales
¿Las pequeñas empresas rurales también deben cumplir con la igualdad?
Si tienen menos de 50 personas en plantilla, no están obligadas a tener un Plan de Igualdad, pero sí deben evitar prácticas discriminatorias y pueden adoptar medidas voluntarias.
¿Qué pasa si no hay conectividad para registrar el plan?
El registro en REGCON es telemático, pero puede delegarse en consultoras o entidades externas que dispongan de medios. También puede hacerse desde oficinas públicas con acceso a internet.
¿Cómo se forma en igualdad si el personal no tiene correo electrónico?
La formación puede ser presencial, con listas de asistencia en papel y materiales impresos. Lo importante es que quede constancia documental.
¿Se puede adaptar el plan a temporadas agrícolas?
Sí, el plan puede y debe adaptarse al calendario productivo de la empresa, siempre que se garantice la aplicación efectiva de las medidas acordadas.