El incumplimiento del RGPD puede conllevar sanciones de hasta 20 millones de euros o el 4 % de la facturación anual.
Muchas pequeñas empresas ignoran sus obligaciones o utilizan avisos legales copiados o genéricos.
El caso de una tecnológica española en 2021 evidenció la necesidad de una protección robusta frente a ciberataques.
Cumplir con el RGPD no solo evita sanciones, sino que refuerza la confianza y protege el activo más valioso: los datos.
Una norma necesaria y vigente desde 2018
El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), en vigor desde mayo de 2018, establece un marco normativo común en la Unión Europea para garantizar la protección de los datos personales. Pese a su importancia, muchas compañías, especialmente las pequeñas, siguen sin asumir el nivel de compromiso que exige. En algunos casos, incluso se limitan a copiar avisos legales de otras webs o utilizar plantillas genéricas sin evaluar su adecuación.
Esta actitud puede acarrear consecuencias graves no solo económicas, sino también de reputación, comprometiendo la confianza de los clientes y la credibilidad del negocio.
Ciberataques, vulnerabilidades y sanciones
Un ejemplo ilustrativo tuvo lugar en abril de 2021, cuando una empresa tecnológica española fue víctima de un ciberataque de tipo ransomware. El incidente expuso 100 GB de información confidencial de más de 13 millones de personas, incluyendo datos sensibles como nombres, DNIs, direcciones, datos bancarios e identificadores de dispositivos móviles. La información terminó filtrada en la Deepweb.
Tras una investigación, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) detectó deficiencias en las medidas de seguridad aplicadas por la compañía y determinó una sanción histórica de 6,5 millones de euros. El caso sirvió para poner sobre la mesa la urgencia de fortalecer las garantías que ofrece el RGPD y la necesidad de revisión permanente de sus mecanismos.
Las consecuencias de no cumplir el RGPD
Las sanciones por incumplimiento del RGPD pueden ir desde los 40.000 euros en casos leves, hasta los 20 millones de euros o el 4 % de la facturación anual en infracciones muy graves. Las infracciones pueden estar relacionadas con el tratamiento de datos sin consentimiento, la falta de medidas de seguridad adecuadas o la cesión de datos a terceros sin contrato legal.
La AEPD exige que las sanciones sean efectivas, proporcionadas y disuasorias. Por eso, no basta con incluir textos legales superficiales en la web; es esencial realizar un trabajo riguroso de análisis de riesgos, designación de responsables, información al usuario y aplicación de medidas técnicas y organizativas adecuadas.
Obligaciones clave bajo el RGPD
Entre los aspectos más relevantes que deben atender las organizaciones, destacan:
Designar un Delegado de Protección de Datos (DPD) interno o contratar un servicio externo si no cuentan con personal especializado.
Informar de forma clara a los ciudadanos sobre el uso de sus datos y recabar su consentimiento.
Aplicar medidas de seguridad como cifrado, autenticación y firewalls, además de llevar un registro de actividades de tratamiento.
Realizar auditorías periódicas, actualizar formularios y contar con un plan de respuesta ante incidentes de seguridad.
Garantizar que colaboradores y proveedores también cumplan con la normativa vigente.
Mucho más que evitar multas: proteger la confianza
El RGPD no nació únicamente como un instrumento sancionador, sino como una herramienta para proteger los derechos fundamentales en un entorno digital cada vez más complejo. Ofrece a las empresas un marco claro para actuar con responsabilidad, reducir riesgos de brechas de seguridad y ganar la confianza de clientes y usuarios.
A diferencia de la antigua LOPD de 1995, el RGPD exige un nivel mayor de compromiso y adaptación continua. La figura del Delegado de Protección de Datos se convierte en pilar clave, como garante de la confidencialidad, integridad y disponibilidad de la información.
En definitiva, cumplir con el RGPD no solo es una obligación legal, sino una estrategia fundamental para el crecimiento sostenible y la competitividad de cualquier organización en la economía digital actual.